PUEBLO ARGENTINO: VÍCTIMAS DE LA CORRUPCIÓN.
A lo largo de la historia política en Argentina, se
generaron opiniones en el ámbito social referidas al descontento del pueblo
respecto de ciertos gobiernos, podemos distinguir diversas posturas políticas
que va tomando la gente, podemos inferirá partir de los discursos políticos las
posturas que toman los candidatos, etc. Si vamos a la teoría, la política surge como
forma de participación del hombre en su propio Estado, el cual estaría regido
por una serie de normas que garanticen su ordenamiento. Pero, ¿no estaríamos
así, siendo expuestos a la manipulación
constante de quien nos gobierna?, ¿No estuvimos y estaremos siendo gobernados
por personas cuyos intereses personales son los que prevalen, y no el alcanzar
el bien común?
A lo largo de la historia, y siendo más específicos,
durante los años (1930-1946), varios hechos delictivos por parte de los
gobernantes han sido denunciados por diversos funcionarios. Durante la década
Infame (1930-1943), cuyo nombre ya plantea sospecha, fue denominada así por los actos de corrupción
que involucraron a los partidos oficialistas y opositores. En ese momento el senador Lisandro de la Torre se hizo célebre por denunciar los negociados de los
frigoríficos ingleses y funcionarios del gobierno, ganándose el apodo de “Fiscal
de la Patria”. Más adelante, en 1953 durante el gobierno de Perón se abrió una investigación sobre denuncias por negociados en el
comercio de la carne y pocos días después Juan Duarte, cuñado y secretario de Perón a quien se había mencionado en
esas denuncias, se suicidó. Por otro
lado, el 19 de setiembre de 1955, el presidente Juan Domingo Perón fue
derrocado después de una sublevación militar-marina dirigida por oficiales
inspirados por el creciente descontento popular por la corrupción reinante.
Como podemos observar, la corrupción en
Argentina es un hecho presente en la política de nuestro país. Podemos
comprobarlo en algunos casos con facilidad, y en otros no tanto; pero lo que es
verdaderamente notable, es como históricamente el descontento popular respecto
a los distintos gobiernos se produjo frente al darse cuenta que actos corruptos
estaban siendo llevados a cabo por sus gobernantes.
Ahora bien, no todos los gobiernos
presentaron un accionar corrupto en sus decisiones. Si tomamos el gobierno de
Arturo Illia, a comienzos de 1963, el cual demostró ser uno de los gobernantes más
honestos y eficientes en las últimas décadas, podemos refutar la idea de que
todos los gobiernos en Argentina son corruptos.
En tres años de gobierno, Illia logró
superar la dura recesión heredada con una política de corto plazo que volvió a
poner en marcha el crecimiento. Logró además que
en dos años, la producción industrial subiera un 35,3 por ciento (más de
una cuarta parte). De este modo la industria, que en 1961 había logrado una
participación máxima en el PBI con el 31,9 por ciento, superó ese coeficiente
en 1964, y alcanzaría en 1965, un récord del 33,9 por ciento.
Diversificó nuestros mercados
comerciando con todos los países del mundo, sin reticencias de ninguna
naturaleza". La racionalidad y el correcto manejo de las cuentas públicas
hicieron que la administración del país se caracterizara por un sentido profundamente
ético de la acción de gobierno, sin que se conociera un solo caso de corrupción
administrativa.
Sin embargo, su amplia capacidad ante el
manejo del gobierno, y los logros efectuados como nación, no fueron
reconocidos. Se encontraba bajo la crítica constante por parte de la prensa y
el gobierno opositor, representado como alguien inoperante y lento. La
sensación de que el gobierno estaba a la deriva mientras el país se sumergía en
una grave crisis social se fue extendiendo cada vez más y ya nadie tendría dudas
de que Illia era una tortuga.
Al momento de su destitución del cargo,
Illia se retiro del gobierno en una situación económica de pobreza. No se vio
por parte del mismo ningún acto corrupto con respecto al mismo gobierno.
Si lo planteamos así, nos sorprende como
alguien que estuvo en el gobierno Argentino, pudo lograr grandes crecimientos
sin actos de corrupción. Pero, lo que realmente estamos viendo, es simplemente
lo que correspondería por parte de los gobernantes. Analizando el comportamiento
de Illia durante su gobierno, podemos apreciar la corrupción constante por
parte de los demás políticos en Argentina. Como algo, que debería ser mal visto
por el pueblo, se vuelve cotidiano y aceptado por todos nosotros. Esto, sin
lugar a dudas, da mucho que reflexionar.
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